Ayer se levantó temprano y a las 9:00 desayunó junto a su madre, Sonia Rivero, y sus hermanas Alejandra y Olivia Saucedo, que fueron soberanas del Carnaval en años anteriores.
Después de salir de su casa, Daniela fue a una farmacia y a una enfermería donde le pusieron una inyección de vitaminas. Luego visitó el atelier de la diseñadora Keny Gutiérrez, de donde recogió su traje de fantasía.
El mediodía llegó y retornó a su casa, en el Barrio Norte, donde compartió el almuerzo con sus familiares. El menú: un rico fideo acompañado con carnes rojas y de pollo, además de arroz y ensalada de tomate con lechuga.
La soberana solo descansó un par de horas porque aún quedaba mucho por hacer; se levantó y fue al mercado Mutualista para comprarse una calza.
Sandra Mano y Javier Delgado, los estilistas de la reina, fueron a su casa para maquillarla y peinarla. Luego partió al corso junto a una comitiva de familiares, amistades y los Bohemios.
Daniela dijo que estaba feliz. Y se notaba, pues con su simpatía ternura y belleza fue la principal estrella del corso.
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