viernes, 15 de febrero de 2013

El taquirari y la chobena blindan la fiesta para mantener su esencia

Desde que se popularizaron el taquirari y la chobena, a comienzos de 1900, el Carnaval de Santa Cruz de la Sierra mantiene características peculiares que lo blindan y le dejan un sello que tiene que ver con la forma en que se divierte el cruceño.

Así lo ven los estudiosos de esta fiesta, la segunda más conocida del país, y coinciden otras voces al sostener que el festejo cruceño no niega la participación de otras expresiones culturales (nacionales e internacionales), pero, a la hora de sacar cuentas, demuestra que la riqueza oriental termina dominando la algarabía en las calles y avenidas y en las casas donde se da rienda suelta al jolgorio.

“La cultura andina es una presencia en el Carnaval, pero no se puede decir que se meta dentro de él. La ‘fiesta grande’ de los cruceños es tan universal que da espacio a otras manifestaciones, como a los japoneses y brasileños, además de los nacionales”, enfatiza Nino Gandarilla, ligado a la investigación de esta celebración.
Incluso, para este año, una decena de músicos extranjeros llega para animar los garajes de los comparseros. Se anunció una explosión de cumbia y reguetón que se abrirá paso entre las bandas que hacen tronar los taquiraris, brincaos y chobenas, entre otros ritmos orientales.

Luis Reyes Ortiz, comunicador social y un amante de la cultura cruceña, dice que la esencia del Carnaval es el jolgorio general y que eso se mantiene desde el comparsero más fanático hasta el agradecido trabajador que acata fielmente sus tres días de feriado.

El historiador Carlos Cirbián, considera que la fuerza del carnaval, que le permite resistir las injerencias, se mantiene en las ‘precas’, el corso, durante los tres días de festejo en las calles, en las mojazones y en los bailes nocturnos.

El café de las reinas reunió a las ‘bellezas’ en la plaza 24 de Septiembre


No desconoce que han existido modificaciones ligeras debido a que muchos espacios ya quedan chicos. Por eso desde hace algunos años, también hay corsos en la Villa Primero de Mayo, en el Plan 3000 y en la Pampa de la Isla.

Lo curioso, afirma Cirbián, es que son los comparseros de estas zonas (muchos descendientes de migrantes del occidente del país), los que más están cuidando la preservación de las características regionales de la fiesta grande de los cruceños. “Eso tumba la falacia de que nuestro Carnaval ha sido modificado”, dice el historiador, sin desconocer que hay tintes culturales occidentales o internacionales.
Lo que pasa, señala, es que el Carnaval de Santa Cruz es universal y no folclórico, aunque algunos ballets le han dado ese ‘toquecito’, pero lo que pesa son las alegorías universales.

Respecto a los garajes, esos espacios donde ahora los comparseros se entregan a la euforia, durante los días después del corso, Cirbián señala que ahora tienen su razón de ser por cuestiones de seguridad y porque las calles ya no abastecen para cobijar a todos los comparseros. “Sin embargo, el jolgorio de las concentraciones masivas sigue siendo el mismo. El Carnaval es el punto de encuentro de gente que no se ve desde hace tiempo”, dice el historiador, que tampoco se sorprende por la presencia de grupos musicales internacionales, puesto que considera que ellos ya forman parte de los festejos que se fueron incorporando de una manera natural.
Esos grupos musicales internacionales tuvieron su fuerza por oleadas. Así recuerdan varios comparseros, que creen esto depende del crecimiento económico que goza la ciudad en diferentes temporadas de su historia.


“La diversión llega de la mano del boom económico”, dicen tres carnavaleros que durante los años 90 disfrutaron la presencia de grupos musicales brasileños en la calle Ballivián. “Como ahora está de moda el reguetón, se está trayendo este ritmo a la ciudad”, afirma Carlos Menacho, un hombre que dice que lleva el carnaval en sus venas.
A diferencia del año pasado, este 2013 hubo cinco actividades (llamados por algunos mini corsos) previas al corso general. Esto dio lugar a que algunos ciudadanos consideren que este año hay un cambio con relación a los actos tradicionales de otros tiempos.

Una de las cuatro precarnavaleras. Fue la antesala del esperado corso



Pero Nino Gandarilla no se sorprende. “Casi siempre hubo ese nivel de festejos. Incluso en décadas anteriores eran muchos más. Hubo años en que había fiestas de martes a domingo. En los 80 cada comparsa tenía su noche. Ahora no hay más que cuatro precarnavaleras”, puntualizó.
Otros comparseros admiten que en algunos aspectos se ha retrocedido. “Antes no se concebía que dos o más comparsas se junten y organicen un mismo festejo. Es por eso que podían haber hasta 20 precarnavaleras”, dice la carnavalera Patricia Avendaño.


Max Torres, experto en producción, cree que el carnaval cruceño está buscando retornar a su identidad sin olvidar algunos aspectos de la cultura universal, pero cree que perdió su esencia: la picardía, la sátira y el buen humor.


“Hay una contaminación de ritmos: reguetón con ‘brincao’ a través de algunas fusiones y remix. Este año se dio el boom de este fenómeno con grupos juveniles. Pocos artistas nutren cada carnaval con sus canciones. Entre ellos están Guísela Santa Cruz, Elenir Echeverría, Aldo Pena, y otros”, afirmó Torres.
A inicios de los 90, recuerda Torres, hubo una reflexión entre protagonistas y organizadores del corso, y se coincidió en el regreso a lo cotidiano representado en los trajes de las reinas y de los comparseros. “Fue la época de oro del carnaval cruceño”, añora el publicista.
Lo cierto es que, a lo largo de los años, la ‘fiesta grande’ sigue siendo una de las más importantes para los cruceños. A medida que Santa Cruz crece, es natural que su fiesta incorpore nuevos rasgos culturales


LA OTRA CARA

Hay gente que no se mete en el baile historias de quienes no carnavalean
“Yo no carnavaleo, nunca lo he hecho. Esos son días de encierro y ocio para mí. Hace como 10 años que no voy al carnaval de Vallegrande, y prefiero apartarme de la fiesta grande. Me parece una fiesta hipócrita y sobre todo con muchos excesos y demasiado violenta”, dice Edson Hurtado, escritor y uno de los tantos que prefiere hacer otras actividades durante los festejos.
Como él, hay varias personas que vuelcan la mirada a otra parte y disfrutan el largo feriado a su manera. La familia Roldán- Añez dice que están alistando las maletas para irse a acampar a Buenavista. Pamela y Esteban, una pareja de recién casados, dijeron que pretenden disfrutar de días tranquilos en la Chiquitania.

TESTIMONIOS

Osvaldo Peña Justiniano
Profesión: Perito Contable
Edad 39 Años
Vive En La Av. Suárez Arana
Pienso que sí ha cambiado con los años. Antes era lindo ver pasar las comparsas, llenas de entusiasmo, sin pinturas, además que era más limpio y lo más hermoso escuchar una buena banda o una tamborita. Ese era nuestro carnaval, sin garajes, verlos por las calles y bailar con ellos.

Gabriela Pérez
profesión: comunicadora
edad 20 años
vive en la av. virgen de cotoca
El carnaval ha evolucionado para integrar a todo aquel que quiera divertirse sin límites durante tres días. A pesar de que muchos culpan a esta fiesta como la razón de la pérdida del mar boliviano, se mantiene por ser una fiesta de desahogo, de movimiento económico y ayuda a nuestras finanzas.

Pedro Mallón
Actividad Comerciante
Edad 30 Años
Villa Primero De Mayo
En lo que no cambia es en la alegría que derrochan todas las personas que se entregan abiertamente al festejo. Y algo importante, es que se puede compartir entre ricos y pobres, entre grandes y chicos. Es la fiesta más democrática que existe en este mundo.

Pastor Huanca
Oficio Albañil
Edad 45 Años
Vive En El Barrio El Minero
Cada año el carnaval está más cerca del pueblo. Antes quienes vivimos en la periferia teníamos que ir al centro de la ciudad para disfrutar del corso. Ahora el corso viene a nosotros. Es un importante cambio que nos alegra la vida porque en esta fecha resulta económico divertirse. Solo hace falta la alegría.

ANÁLISIS

Las mascaritas forman parte de un pasado glorioso
Bismarck Kreidler / Periodista y carnavalero
a alegría, el entusiasmo y el espíritu fraternal del cruceño no ha cambiado en el carnaval. Se mantiene, al pasar del tiempo, el sentimiento colectivo y querendón de las tradiciones y expresiones de buen humor en el jolgorio carnavalero.
Lo que sí ha cambiado son algunos escenarios más apropiados que han obligado a los comparseros a nuevas formas de divertirse por el crecimiento poblacional.
Hasta 1969 era tradicional la coronación de la reina en el Club Social 24 de Septiembre, el altar de las muchachas hermosas de la fiesta de todos. Al año siguiente, debió trasladarse al Mau Mau, donde apareció masivamente el público para este acontecimiento. Después en otros locales, el Parque Urbano y, últimamente, salones de la Fexpo con mejores condiciones y mejor tecnología para el montaje de un espectáculo artístico, musical y de belleza. También cambió el escenario del corso. El último alrededor de la Plaza 24 de Septiembre fue en 1967, cuando no existían más de 30 comparsas y por razones de mayor población se tuvo que buscar otro lugar. El 24 de febrero de 1968 se cambió a la avenida Monseñor Rivero, hasta El Cristo y retorno por la otra vía, luego vinieron los otros recorridos, hasta el actual sobre el segundo anillo, partiendo desde la avenida Paraguá.
Otro de los aportes, al carnaval fueron las precarnavaleras nocturnas que se organizaron en 1975 con la presencia de los Haraganes y la reina Medul Dabdoub. Asimismo apareció el corso infantil en 1972 y ese mismo año la coronación de la reina de antaño por el Círculo de Damas de la Amistad.
La aparición de comparsas de mujeres, en los últimos 20 años, es una presencia de jerarquía en la fiesta grande. La tecnología ha hecho posible el desfile de carros alegóricos espectaculares, al igual que las confeccionistas con las fantasías, batas y casacas que dan un mejor aspecto estético a las comparsas. La desaparición de las noches de mascaritas y la declinación de las casas de espera forman parte del pasado y de la nostalgia de las comparsas tradicionales, muchas están muy venidas a menos

EL ENCUENTRO

Una hermandad de culturas entre europeos y originarios
Los españoles llegaron con un carnaval europeo que se fusiona con las fiesta populares de los indígenas.

NACE LO NUESTRO

Un constante cambio a lo largo del tiempo
Cuando aparece la cultura camba (no hay fecha exacta), que es mestiza, ahí tiene orígenes nuestra forma de carnavalear.

A MONTAR

Comparseros a caballo con polvos de colores
A partir de 1831 señalan que hay registros de un carnaval a caballo, luego el de las comparsas. Así creció la fiesta.




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