Las comparsas de carnaval no dan tregua a Río de Janeiro y, desde el amanecer, llenaron ayer las calles de alegría, música, cerveza y miles de juerguistas vestidos con pintorescos disfraces.
Este domingo estaban programados 52 desfiles de “blocos”, como se conocen en Brasil las comparsas, algunas pequeñas y otras multitudinarias, que circularon por casi todos los barrios de la ciudad, desde las favelas más remotas hasta la playa de Ipanema.
Uno de los grupos más madrugadores fue el Cordão do Boitatá, comparsa que recorrió las calles del centro de la ciudad a partir de las ocho de la mañana (6:00 en Bolivia), seguida por miles de personas disfrazadas.
Esta comparsa llevaba en su desfile una gran serpiente de tela y espuma, que alude a la leyenda amazónica del “boitatá”, un ofidio de fuego que devora a quienes destruyen la selva.
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