Giovanna Maira, de 25 años, que en una semana será uno de los cinco jueces ciegos del Carnaval de Sao Paulo, usa su bastón para no perder el ritmo mientras menea las caderas al vivo son de los tambores.
La joven de ojos claros integra el primer grupo de ciegos capacitado por la Unión de Escuelas de Samba Paulistanas (Uesp) y la alcaldía para juzgar las baterías (percusión) de las escuelas de samba en los desfiles que se realizarán el 16 y 17 de febrero.
Las escuelas de samba de la mayor ciudad de Brasil, que posee 20 millones de habitantes en su región metropolitana, se disputan el título de "campeona del Carnaval" y rivalizan cada vez más con las de Rio de Janeiro.
Los cinco ciegos recibieron clases teóricas y prácticas de percusión y aprendieron las técnicas de evaluación que serán utilizadas por el riguroso jurado. Pero a diferencia de los demás jueces, su juicio no será influenciado por los disfraces, los carros alegóricos o la coreografía.
El Carnaval "es una fiesta de la diversidad" donde "todas las personas -teniendo una deficiencia o no- podemos convivir en armonía y en ritmo, como en una escuela de samba", afirmó a la AFP Giovanna, cantante lírica que perdió la vista cuando tenía un año.
Además de promover la inclusión social, la idea del proyecto "Jurado Discapacitado" es formar jueces que se concentren puntualmente en el sonido y el ritmo de las escuelas de samba, sin verse influenciados por elementos visuales como el vestuario o las coreografías.
El profesor del curso, Camilo Augusto Neto, destacó que "está científicamente comprobado que ante la ausencia de la visión la audición se agudiza más".
"He quedado sorprendido por la atención y compromiso (de los cinco jurados ciegos) con el curso", indicó.
Para Giovanna, lo más difícil de integrar el jurado es "dejar su gusto personal, su gusto musical particular de lado, para ser imparcial y evaluar a todas las escuelas de una manera igualitaria", afirmó.
Junto a su perro guía, otro de los jurados ciegos, Diego Luciano de Castro, un empleado bancario de 25 años, destacó que un jurado de Carnaval debe "sentir el samba corriendo en la sangre".
"El ritmo es el corazón de la escuela de samba. Trae energía para que todos los integrantes hagan un gran trabajo, se diviertan y tengan un resultado placentero", afirmó.
"En esta experiencia aprendí a escuchar, a escuchar no sólo la batería sino también a escuchar mi interior", dijo el joven.
Luiz Sales, de la oficina de turismo de la ciudad de Sao Paulo, destacó que el trabajo de inclusión a los no videntes comenzó en el Carnaval del año pasado, y que va creciendo cada año.
Esta vez, además de jueces ciegos, un grupo de no videntes desfilará por el sambódromo de Sao Paulo integrando un ala entera de la escuela de samba Camisa Verde e Branca, informó.
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