Se subió a su carro a las 19:50 y a las 20:20 ya estaba repartiendo besos dentro del gigantesco espejo que simuló ser y que le sirvió de marco toda la noche. Davinia Fernández dio el ejemplo y fue la primera en llegar al ‘recorrido de la alegría’. Las otras soberanas de comparsa se incorporaron cuando sus carros ya habían tenido que avanzar sin ellas y pecaron de ‘tardonas’.
Dos bloques de coronadores se lucieron bajo las instrucciones de más de un coreógrafo contratado (entre ellos Yacú Serrano), vestidos como los violines y chelos que acompañan el Concierto de ensueño, como se denominó a la presentación de la comparsa los Creidazos.
Cuando el majestuoso traje de Davinia confeccionado por Keny Gutiérrez y Marlene Flambury le estorbó para bailar a gusto, la reina pidió sin ningún reparo que le desamarraran el faldón.
Y es que el show tuvo que continuar, a pesar del fallecimiento del padre del presidente de los coronadores, Juan Carlos Medina, ocurrida el viernes.
¿Si estuvo nerviosa la soberana? Para nada. Parece que nació para reinar, o es que sus años como modelo la dotaron de lo necesario para brillar y echarse al público al bolsillo. Definitivamente su majestad y sus ‘creidazos’ vasallos cumplieron. Antes de que el reloj diera las doce campanadas ellos ya habían hecho su parte en el show.
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