El inicio de los tres días de mojazón comenzó sin incidentes mayores. El corso se desarrolló bajo la custodia de miles de uniformados, entre policías, gendarmes y guardias de seguridad privada, que dieron tranquilidad a todos los asistentes.
La mayoría de los efectivos del orden estuvo en las calles aledañas al recorrido carnavalero, evitando que los delincuentes, aprovechando la oscuridad de las vías, hicieran de las suyas.
Algunos amagos de pelea en el público y entre comparseros fueron los casos más violentos que se conocieron. Hasta el cierre de esta edición el corso transcurría sin problemas.
En la fiesta
- Menores. La Defensoría de la Niñez y Adolescencia estuvo observando el desarrollo del corso para atender cualquier llamado de emergencia. La directora de esta unidad municipal, Rosy Valencia, entregaba a los carnavaleros guías preventivas contra el abuso de menores y contra el consumo de drogas.
- Ambulantes. La instructiva de la Oficialía Mayor de Defensa Ciudadana era no dejar vendedores callejeros, pero ellos se dieron modos para ofrecer diferentes tipos de productos en medio de los comparseros.
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