Las dos primeras precarnavaleras han demostrado que Valeria Saucedo tiene el apoyo incondicional de su familia en su reinado y el de todo un pueblo que le muestra su cariño a lo largo del recorrido, desde la partida en la calle Ingavi hasta la conclusión en la verbena popular, tras pasar por la avenida Monseñor Rivero.
Rompió el protocolo. Cuando faltaban unos metros para llegar a la Catedral no tuvo reparos en ordenarle al personal de seguridad que dejen subir a los niños a su carro, luego los fuegos artificiales la recibieron a su paso por la Catedral, junto a la comparsa coronadora los Pichones. En otra parte del recorrido se bajó a saludar al público.
Los Pichones pusieron en escena la alegoría "El canchón de la casa" donde Valeria se convirtió por una noche en una hermosa frutera, luciendo un traje de Sonia Ortiz y el arreglo de Javier Delgado, que se ha consagrado en los últimos años como peinador de las soberanas del carnaval.
Gran participación. En total, 14 ballets folklóricos dieron inicio a la preca que comenzó puntual. La primera puesta en escena estuvo a cargo de los Cambas Renovados con 400 integrantes; después el grupo Taitetú al ritmo de un taquirari interpretó la "buena siembra". Tras los ballets fue el turno de las comparsas y nuevamente las agrupaciones de damas se lucieron con sus trajes, coreografías y por el entusiasmo que le ponen en cada presentación. Hubo protesta entre el público por los precios de alquiler de las sillas y porque la filas que ocupan impiden al resto disfrutar la precarnavalera.
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