La calle Ballivián es sinónimo de alegría, Carnaval y trajes de reinas. Este es el punto de encuentro de los comparseros los tres días de mojazón, donde nadie se salva de salir pringado de pintura, mojado o lleno de espuma.
Así era el carnaval de antes. Yaneth Gómez (50) ha vivido toda su vida en esa calle. Ella comentó que antes se jugaba con barro y agua, que no había ni espuma, ni pintura. "Pasaban los comparseros y nos echaban talco o perfume a todas las mujeres que nos sentabamos fuera de nuestras casas para ver a los carnavaleros", contó la dama quien se confiesa carnavalera y espera con ansias estos tres días de fiesta y diversión.
Nelly Paz, otra vecina de la zona desde hace 18 años, afirmó que antes los comparseros vestían más elegantes y que hasta su casaca era bordada; mientras que ahora las telas son baratas y las diseños son sencillos. "Antes en esta calle no entraba ni un solo alfiler de llena que paraba, ahora los carnavaleros se van a los garages y no dan vueltas por el centro", contó la vecina.
Un carnaval diferente. Pero no todo era mojazón, ya para carnavalito no podía pasar desapercibido el entierro del muñeco, el cual daba la vuelta la manzana despiéndose de esta fiesta, como dice el dicho "hasta el año carnaval".
Lo que se encuentra. Sin duda esta calle es una atracción de propios y extraños, ya que ahí los vecinos no dudan en sacar sus mangueras y echar agua a los visitantes, también se puede encontrar desde bandas y amplificación en toda la cuadra, por si fuera poco habilitan dos duchas en plena calle para que los comparseros se puedan refrescar y quitar la pintura.
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