Con las pilas bien recargadas, así está Pamela Justiniano, la soberana de la fiesta grande, que ayer atendió a Sociales&Escenas mientras desayunaba un revuelto de hígado en el mercado 4 de Noviembre, a manera de reponer energías.
¿Qué hará Pamela para no repetir la fórmula de las anteriores reinas y tener su sello?
En algún momento bajaré del carro, porque es importante tener contacto cercano con el público. Además, vamos a regalar raspadillos a los asistentes.
¿Ser soberana del Carnaval causa estrés?
No, para nada. Se han pasado rápido estos casi cinco meses de reinado, me he divertido porque tengo una excelente comparsa que me acompaña. Puede ser por el hecho de que ya fui reina de belleza y modelo, porque una persona que se mete a algo tan grande debe tener experiencia, porque es un trabajo gigante.
¿Qué implica ese trabajo?
Cumplir una agenda llena de eventos, estar pendiente de los trajes, entre otras cosas. Afortunadamente hasta el momento ni la comparsa ni la reina han tenido ningún percance.
¿Ser reina resultó como pensabas?
Uno se imagina muchas cosas, pero otra cosa es serlo.
¿A qué hora te despertás y te acostás?
Me levanto a las 5:30 para asistir a los medios de comunicación, luego se realizan conferencias de prensa y, finalmente, asistimos a las fiestas de otras comparsas, llegando recién a mi casa a las 2:00. Descanso unas tres horas.
¿Hubieras preferido ser reina hace ocho años?
Para nada. Este es el mejor momento porque uno ya tiene experiencia y responsabilidad; no es fácil. Las reinas de ahora no son como las de antes, pues el Carnaval no era tan masivo como lo es hoy.
¿Tuviste que hacer un compás de espera en el amor?
Siempre digo que lo que es para uno, lo es. Pasa el tiempo y si esa persona es para vos, tendrá que estar ahí.
¿Y no has encontrado un nuevo amor en los ajetreos?
Por eso es que no quise tener un chaperón, escogí que sean los 60, turnándose en cada presentación y evento para que haya coordinación y amistad.
¿Cómo te has mantenido físicamente?
He subido de peso y es que en Santa Cruz se come rico. Hay tantos festivales, como el del majao o del chancho, además que Pamela es una mujer grande y comilona (risas)
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