Mide 1,85 m y se ve más confiable que una caja fuerte. Su nombre es Sonia Montaño (26), una chica que desde sus 19 años, por cosas del destino, empezó a trabajar como guardia de seguridad en una discoteca. Luego lo hizo para la empresa de seguridad Falcon, y desde hace cinco años se desempeña de manera independiente.
Con esa trayectoria, Sonia se convirtió en la escolta oficial de los famosos. En su lista de clientes están incluidas las últimas seis reinas del Carnaval, muchos de los artistas internacionales que visitan Santa Cruz, y hasta los miembros del Gobierno, como el vicepresidente Álvaro García Linera.
¿Cómo te va en tu trabajo?
Gracias a Dios bien, porque ser guardaespaldas es lo que siempre me atrajo y es con lo que me siento cómoda. Aparte, como no es un trabajo que muchas mujeres hagan, me considero orgullosa de ejercerlo.
Al respecto, ¿qué te dicen los que te conocen?
Mi familia me apoya y mis compañeros del colegio me dicen que me queda porque tengo la pinta.
¿Qué otra profesión hubieras elegido?
Doctora. Estuve dos años en la Ucebol, estudiando Medicina, pero lo deje porque lastimosamente mi padre falleció.
¿Cómo fueron tus inicios como guardaespaldas?
Fue por un lío entre mujeres en una discoteca que frecuentaba. En esa ocasión, como soy más grande, me tocó alzar una por una, apartarlas y apaciguar sus ánimos. El dueño del boliche me felicitó por la reacción y me propuso que trabajara como encargada de seguridad para su local. Luego de esa experiencia, representantes de la empresa de seguridad privada Falcon me contactaron y con ellos trabajé varios años. Cubríamos conciertos y reinados de belleza, entre otros eventos. La pasé muy bien, pero como me hice conocida decidí trabajar por cuenta propia.
¿Y cómo te va de independiente?
Tengo buenas propuestas de trabajo y hasta a veces me doy el lujo de rechazarlas.
Pero, ¿estás más expuesta a cualquier peligro?
Sí, pero sé defenderme. Hace unos años aprendí judo (artes marciales de origen japonés) y por mi tamaño no se atreven a molestarme.
¿Cuáles son los sacrificios a los que te enfrentás por ser guardaespaldas?
El desvelo y lidiar con los fanáticos o seguidores de las personas para las que trabajo.
¿Y las recompensas?
Conocer a mucha gente famosa de diferentes ámbitos, las cuales me confían su vida. Por ejemplo he logrado entablar una amistad con Ángela Leyva, que es mi cantante favorita. Por otra parte, soy relacionista pública de boliches.
¿Qué tal es Ángela?
Es buena tipa. Nos hicimos amigas en uno de sus conciertos, en el cual yo estaba como espectadora. Ese día, el público la presionaba para que cantara, pero ella no podía por un desperfecto técnico con su micrófono. Al ver que la masa de gente se iba contra ella, la saqué de allí, y desde entonces quedó muy agradecida. Cada vez que está a punto de venir a Bolivia, me habla para que vele por su seguridad, dentro y fuera de los escenarios.
Por otra parte, has sido la guardaespaldas oficial de las últimas seis reinas del Carnaval, ¿cómo es custodiar ese trono?
Tengo la impresión de que todo el mundo quiere estar cerca de las reinas del Carnaval y por eso he lidiado con gente de toda edad y clase social. Con todo eso llegué a la conclusión de que las mujeres son las más revoltosas. Por otro lado, conocí a las soberanas como personas, sin los brillos y las lentejuelas. En su mayoría se destacan por ser alegres y lindas.
Para vos, ¿cuál ha sido la más alegre?
Davinia Fernández, aparte es una persona bella por dentro y por fuera.
¿Y la de carácter especial?
Andrea Aliaga, pero creo que se mostró así por el cansancio de su reinado.
Se te ha visto codo a codo con el vicepresidente Álvaro García Linera y con otros miembros del Gobierno...
Lo del ‘vice’ fue en una oportunidad, y con esto dejé claro que solo me limito a mi trabajo y nada más.
¿Cómo se portó el ‘vice’?
Agradable, y hasta accedió a que nos saquen una fotografía.
Está demostrado que siempre velás por el bienestar de las demás personas, ¿quién cuida del tuyo?
En este momento mi bienestar ha pasado a segundo plano, porque desde que falleció mi padre he tomado las riendas de mi hogar. Tengo que ser más responsable de lo que acostumbro.
¿Cómo te va con eso?
Bien, me la paso entre el trabajo y las visitas al médico, porque junto con mi mamá tenemos diabetes y esa enfermedad es de mucho cuidado
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