Al ritmo de los Wachiturros y de los carnavalitos tocados por las bandas, los carnavaleros no dudaron en bailar hasta el cansancio por las calles.
Bien cuidados. En el recorrido por estas calles se pudo ver que las personas no dudaron en cuidar el cabello y rostro tanto así que las pelucas de todos los tamaños, colores y las gafas fueron las más cotizadas en estas fiestas para protegerse de las espumas y tintas.
Ya no estuvo. Lo que si llamó la atención fue que las tradicionales duchas de la Ballivián, este año no estuvieron colgadas como los anteriores años, sin duda muchos comparseros extrañaron esta tradición, que año tras año era la sensación de dicha calle.
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